viernes, 6 de enero de 2012
HISTORIA DEL COLECTIVO ARGENTINO
A fines de la década del '20 nacía en la Argentina el colectivo, un medio de transporte distinto creado por los dueños de los taxis (apócope de taxímetro, vehículo de alquiler) de entonces, agobiados por la crisis económica de los '30, que ya se hacia sentir entre la población.
Fue exactamente en 1928, Cuando Hipólito Yrigoyen ganaba las elecciones con el doble de votos que su rival, y la Argentina perdía dos figuras de peso: el político Juan B. Justo y el escritor Roberto J. Payró; cuando en Londres se podía ver la primera imagen en televisión; cuando Einstein presentaba su teoría (leí campo unificado y Malcom Campbell conducía un automóvil a 333 kilómetros por hora.
Aquel año, los taxis de Buenos Aires comenzaban a sentir la falta de pasajeros y en un cafetín de Carrasco y Rivadavia (hay quien dice que fue en la esquina de Rivadavia y Lacarra), entre Floresta y Villa Luro, se reunían a pasar el mal rato un grupo de taxistas cansados de tanto infortunio. Entre los cabecillas de aquellas tertulias figuraban José García Gálvez, español naturalizado argentino y ex chofer de Jorge Newbery; Rogelio Fernández, quien años después correría en TC junto a Fangio y los hermanos Gálvez Pedro Etchegaray; Manuel Pazos: Felipe Quintana; Antonio González y Lorenzo Porte.
A quién se le ocurrió la idea de poner en práctica el "taxi colectivo", no se sabe, probablemente surgió entre todos.
El hecho es que el 24 de septiembre de l928 en la misma esquina donde se juntaban, comenzaron a ofrecer a los gritos un viaje hasta Caballito por 20 centavos (la quinta parte de lo que hubiera costado en taxi), o a Flores por sólo 10. En esto también hay opiniones encontradas. Algunos estudiosos del tema aseguran que los viajes ofrecidos eran a Plaza Once por lO centavos, y como el negocio fructificó se extendieron hasta Plaza de Mayo por 20 centavos, la cuestión es que la gente se animó y comenzó a subir. Para brindar mayor comodidad, ampliaron la capacidad de los coches con trasportines y llevaban un pasajero junto al conductor y cuatro en la parte de atrás. Cuentan que aquel día de primavera, a las 8.30, partió hacia Primera Junta el primer colectivo de la historia.
Dado el éxito de la iniciativa, muchos comenzaron a ponerla en práctica. Inclusive, surgió una segunda línea que llegaba hasta Plaza de Mayo y que comenzó a rivalizar con la primera, a tal nivel que se registraron violentos encontronazos; pero luego terminaron fusionándose.
Desde su nacimiento, el colectivo afrontó inconvenientes de todo tipo: ofensivas de los tranvías que lo acusaban de competencia desleal, impuestos especiales y hasta expropiaciones.
Pero no se puede negar que el invento ganó la batalla, se popularizó y llegó a Uruguay, Paraguay, Brasil y, lentamente, a otras ciudades del mundo.
Con el tiempo, el vehículo creció. Las primeras taxis colectivas no podían medir más de 5,30 metros de largo y tenían una capacidad máxima de 11 pasajeros. Fue pintado con alegres colores, inscribió en sus costados el nombre de su empresa fileteado.
El fileteado porteño es un arte decorativo y popular nacido a principios del siglo XX en la ciudad de Buenos Aires. fueron tres inmigrantes italianos los que desarrollaron casi contemporáneamente el filetado trabajando dentro de las diferentes carrocerías existentes al inicio del novecientos: Cecilio Pascarella, Vicente Brunetti y Salvador Venturo, quienes posteriormente tuvieron como primeros continuadores a sus propios hijos. Tuvo su origen en las fábricas de carros donde los pioneros del oficio, trabajando en la ornamentación de esos vehículos, prácticamente crearon este género, que desafortunadamente no fue suficientemente documentado en su génesis ni tampoco en su posterior desarrollo,
Van surgiendo los diferentes motivos que más tarde conformarán un vasto repertorio que caracterizará, al igual que la composición y su técnica de pintura, a un género inconfundible. Flores, volutas, hojas de acanto, cintas argentinas, bolitas, líneas rectas y curvas de diferentes grosores se van combinando con escenas campestres y personajes populares, como la Virgen María y Carlos Gardel. Usando el esmalte sintético, que resiste al tiempo y a la intemperie permitiendo que esta forma de arte que circulase constantemente por las calles de la ciudad.
Los textos también forman parte de la composición del fileteado, con todo un arsenal de frases acuñadas por la sabiduría popular , que constituyen su "voz", y que alguna vez Jorge Luis Borges supo definir acertadamente como "costados sentenciosos".
En la década del '40 el fileteado adapta sus formas a los nuevos vehículos fruto del progreso que van sustituyendo paulatinamente al carro: los camiones y los colectivos (autobuses), que son herederos directos de esta decoración colorida que les otorga indiscutible identidad "porteña", pero que pasa inadvertida para la gran mayoría de los habitantes.
La crítica de arte no se ocupa del tema, y la primera exposición de fileteado porteño tiene lugar recién en 1970, gracias a la paciente recopilación de trabajos hechos por Nicolás Rubió y Esther Barugel.
Poco después, comienza la desaparición del fileteado en los vehículos debido a las sucesivas crisis económicas, y a una ley nacional que prohibió filetear los colectivos en 1975. El fileteado porteño continúa vivo en manos de un puñado de herederos curiosos de rescatarlo de la indiferencia y el olvido, quienes lo ejercitan como arte y oficio que no pierde la delicia lúdica que encierra el ornamento.
En el 2002 se reunieron fanaticos del colectivos a los 74 años de la puesta en marcha del colectivo argentino, coleccionistas, historiadores y preservadores de unidades antiguas de transporte público y proponen la creación del el Museo del Colectivo, el Omnibus y el Trolebús, “Nuestra intención es llegar a los 75 años del colectivo, sus bodas de diamante, con el museo en marcha", dijo Achával, que posee 30 colectivos adquiridos en distintas regiones del país cuyos modelos van de los años 20 a los 60.
El 27 de setiembre del 2011 se inauguró oficialmente en Monte Grande -Buenos Aires- el museo del Colectivo. La muestra ocupa el predio de la ex fábrica Amat y puede ser visitada los días domingos de 15 a 18 hs. La dirección es Bv.Buenos Aires 700, Monte Grande.
De cobrarse el boleto al descender se pasó a pagar al comienzo del recorrido y hoy, con unidades cada vez más modernas, con "maquinitas" que sólo aceptan monedas, o con tarjetas, el colectivo sigue andando por nuestras calles...
HISTORIA DEL COLECTIVO ARGENTINO
A fines de la década del '20 nacía en la Argentina el colectivo, un medio de transporte distinto creado por los dueños de los taxis (apócope de taxímetro, vehículo de alquiler) de entonces, agobiados por la crisis económica de los '30, que ya se hacia sentir entre la población.
Fue exactamente en 1928, Cuando Hipólito Yrigoyen ganaba las elecciones con el doble de votos que su rival, y la Argentina perdía dos figuras de peso: el político Juan B. Justo y el escritor Roberto J. Payró; cuando en Londres se podía ver la primera imagen en televisión; cuando Einstein presentaba su teoría (leí campo unificado y Malcom Campbell conducía un automóvil a 333 kilómetros por hora.
Aquel año, los taxis de Buenos Aires comenzaban a sentir la falta de pasajeros y en un cafetín de Carrasco y Rivadavia (hay quien dice que fue en la esquina de Rivadavia y Lacarra), entre Floresta y Villa Luro, se reunían a pasar el mal rato un grupo de taxistas cansados de tanto infortunio. Entre los cabecillas de aquellas tertulias figuraban José García Gálvez, español naturalizado argentino y ex chofer de Jorge Newbery; Rogelio Fernández, quien años después correría en TC junto a Fangio y los hermanos Gálvez Pedro Etchegaray; Manuel Pazos: Felipe Quintana; Antonio González y Lorenzo Porte.
A quién se le ocurrió la idea de poner en práctica el "taxi colectivo", no se sabe, probablemente surgió entre todos.
El hecho es que el 24 de septiembre de l928 en la misma esquina donde se juntaban, comenzaron a ofrecer a los gritos un viaje hasta Caballito por 20 centavos (la quinta parte de lo que hubiera costado en taxi), o a Flores por sólo 10. En esto también hay opiniones encontradas. Algunos estudiosos del tema aseguran que los viajes ofrecidos eran a Plaza Once por lO centavos, y como el negocio fructificó se extendieron hasta Plaza de Mayo por 20 centavos, la cuestión es que la gente se animó y comenzó a subir. Para brindar mayor comodidad, ampliaron la capacidad de los coches con trasportines y llevaban un pasajero junto al conductor y cuatro en la parte de atrás. Cuentan que aquel día de primavera, a las 8.30, partió hacia Primera Junta el primer colectivo de la historia.
Dado el éxito de la iniciativa, muchos comenzaron a ponerla en práctica. Inclusive, surgió una segunda línea que llegaba hasta Plaza de Mayo y que comenzó a rivalizar con la primera, a tal nivel que se registraron violentos encontronazos; pero luego terminaron fusionándose.
Desde su nacimiento, el colectivo afrontó inconvenientes de todo tipo: ofensivas de los tranvías que lo acusaban de competencia desleal, impuestos especiales y hasta expropiaciones.
Pero no se puede negar que el invento ganó la batalla, se popularizó y llegó a Uruguay, Paraguay, Brasil y, lentamente, a otras ciudades del mundo.
Con el tiempo, el vehículo creció. Las primeras taxis colectivas no podían medir más de 5,30 metros de largo y tenían una capacidad máxima de 11 pasajeros. Fue pintado con alegres colores, inscribió en sus costados el nombre de su empresa fileteado.
El fileteado porteño es un arte decorativo y popular nacido a principios del siglo XX en la ciudad de Buenos Aires. fueron tres inmigrantes italianos los que desarrollaron casi contemporáneamente el filetado trabajando dentro de las diferentes carrocerías existentes al inicio del novecientos: Cecilio Pascarella, Vicente Brunetti y Salvador Venturo, quienes posteriormente tuvieron como primeros continuadores a sus propios hijos. Tuvo su origen en las fábricas de carros donde los pioneros del oficio, trabajando en la ornamentación de esos vehículos, prácticamente crearon este género, que desafortunadamente no fue suficientemente documentado en su génesis ni tampoco en su posterior desarrollo,
Van surgiendo los diferentes motivos que más tarde conformarán un vasto repertorio que caracterizará, al igual que la composición y su técnica de pintura, a un género inconfundible. Flores, volutas, hojas de acanto, cintas argentinas, bolitas, líneas rectas y curvas de diferentes grosores se van combinando con escenas campestres y personajes populares, como la Virgen María y Carlos Gardel. Usando el esmalte sintético, que resiste al tiempo y a la intemperie permitiendo que esta forma de arte que circulase constantemente por las calles de la ciudad.
Los textos también forman parte de la composición del fileteado, con todo un arsenal de frases acuñadas por la sabiduría popular , que constituyen su "voz", y que alguna vez Jorge Luis Borges supo definir acertadamente como "costados sentenciosos".
En la década del '40 el fileteado adapta sus formas a los nuevos vehículos fruto del progreso que van sustituyendo paulatinamente al carro: los camiones y los colectivos (autobuses), que son herederos directos de esta decoración colorida que les otorga indiscutible identidad "porteña", pero que pasa inadvertida para la gran mayoría de los habitantes.
La crítica de arte no se ocupa del tema, y la primera exposición de fileteado porteño tiene lugar recién en 1970, gracias a la paciente recopilación de trabajos hechos por Nicolás Rubió y Esther Barugel.
Poco después, comienza la desaparición del fileteado en los vehículos debido a las sucesivas crisis económicas, y a una ley nacional que prohibió filetear los colectivos en 1975. El fileteado porteño continúa vivo en manos de un puñado de herederos curiosos de rescatarlo de la indiferencia y el olvido, quienes lo ejercitan como arte y oficio que no pierde la delicia lúdica que encierra el ornamento.
En el 2002 se reunieron fanaticos del colectivos a los 74 años de la puesta en marcha del colectivo argentino, coleccionistas, historiadores y preservadores de unidades antiguas de transporte público y proponen la creación del el Museo del Colectivo, el Omnibus y el Trolebús, “Nuestra intención es llegar a los 75 años del colectivo, sus bodas de diamante, con el museo en marcha", dijo Achával, que posee 30 colectivos adquiridos en distintas regiones del país cuyos modelos van de los años 20 a los 60.
El 27 de setiembre del 2011 se inauguró oficialmente en Monte Grande -Buenos Aires- el museo del Colectivo. La muestra ocupa el predio de la ex fábrica Amat y puede ser visitada los días domingos de 15 a 18 hs. La dirección es Bv.Buenos Aires 700, Monte Grande.
De cobrarse el boleto al descender se pasó a pagar al comienzo del recorrido y hoy, con unidades cada vez más modernas, con "maquinitas" que sólo aceptan monedas, o con tarjetas, el colectivo sigue andando por nuestras calles...
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